jueves, julio 26, 2012

No Estés Esperando El Cielo En Esta Tierra



“desháganse de su vieja naturaleza pecaminosa y de su antigua manera de vivir, que está corrompida por la sensualidad y el engaño.  En cambio, dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos y las actitudes.  Pónganse la nueva naturaleza, creada para ser a la semejanza de Dios, quien es verdaderamente justo y santo.” (Efesios  4:22-24 NTV)

Muchas religiones y filosofías de la Nueva Era promueven la vieja mentira de que somos divinos o podemos convertirnos en dioses. Déjenme ser absolutamente claro en esto: Tú nunca llegarás a ser Dios, ni siquiera un dios.

Esa mentira, es orgullosamente la más antigua tentación de Satanás. Satanás le prometió a Adán y Eva que si seguían su consejo, "Seréis como dioses" (Génesis 3:5 RV).

Este deseo de ser un dios aparece cada vez que intentamos controlar nuestras circunstancias, nuestro futuro, y a la gente que nos rodea. Pero como criaturas, nunca seremos el Creador. Dios no quiere que te conviertas en un dios, él quiere que tu seas santo, en tus valores, actitudes y carácter. Estamos siendo llamados a “asumir una completamente nueva forma de vida; una vida a la manera de Dios, una vida renovada desde el interior y  trabajando para  desarrollar su carácter en nosotros" (Efesios 4:22-24 )

El objetivo final de Dios para tu vida en esta Tierra no es tu placer y comodidad, es el desarrollo de tu carácter. Él quiere que crezcas espiritualmente y seas como Cristo. Llegar a ser como Cristo, no significa que pierdas tu personalidad o te conviertas en un clon descerebrado.

Dios te creó único, y ciertamente no quiere destruir tu singularidad. La semejanza de Cristo tiene que ver con la transformación de tu carácter, no de tu personalidad.

Cada vez que te olvidas que el carácter es uno de los propósitos de Dios para tu vida, te sientes frustrado por tus circunstancias. Te preguntarás, "¿Por qué me está pasando esto a mí? ¿Por qué tengo estos momentos tan difíciles?" Una respuesta es que la vida se supone que es difícil!, es un valle de lagrimas.  Y esto es lo que nos permite crecer, madurar y desarrollarnos. Recuerda!, la Tierra no es el Cielo!

Muchos cristianos interpretan mal la promesa de Jesús de una "vida en abundancia" (Juan 10:10) en el sentido de una salud perfecta, o de un cómodo estilo de vida, o de felicidad permanente, o de la plena realización de sus sueños, o de un alivio inmediato de los problemas a través de la fe y la oración.

En pocas palabras, están esperando que la vida cristiana sea fácil y cómoda. Ellos esperan el Cielo en esta Tierra.

Esta perspectiva egocéntrica trata a Dios como el genio de la lámpara que simplemente existe para servirte a ti en tu búsqueda egoísta de tu realización personal. Pero Dios no es tu sirviente, y si te aferras a la idea de que la vida se supone que es fácil, te veras gravemente desilusionado o  vivirás en la negación total de la realidad.

¡Nunca olvides que la vida no es acerca de ti! Tú existes para los propósitos de Dios, no viceversa. ¿Por qué Dios proporcionaría el Cielo en esta Tierra cuando ha planeado esta hermosa realidad para ti en la eternidad? Dios nos da nuestro tiempo en la Tierra para construir y fortalecer nuestro carácter para cuando estemos en el Cielo.

Medita en esto:

Dios quiere que desarrolles el tipo de carácter que se describe en las bienaventuranzas de Jesús, el tipo de carácter que se describe en los frutos del Espíritu, y en el gran capítulo del amor de San Pablo, así como en la lista de Pedro de las características de una vida efectiva y productiva (Mateo 5:1-12, Gálatas 5 :22-23, 1 Corintios 13; 2 Pedro 1:5-8).

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