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"Así que vamos a mantenernos enfocados en la meta, aquellos de
nosotros que quieren todo lo que Dios tiene para nosotros. Si alguno de
ustedes tiene algo más en mente, algo menos que un compromiso total, Dios va a
limpiar su borrosa visión--- ¡a que todavía la tengan! Ahora que estamos en el camino
correcto, permanezcamos en él." (Filipenses 3:15-16 MSG) Imagínate si Dios te creó para ser el Miguel Ángel de este tiempo, pero estas tan ocupados haciendo otro tipo de cosas, ---cosas buenas por supuesto--- que nunca te has acercado a la pintura y escultura. Terminarías perdiéndote lo mejor de tu vida porque te distrajiste persiguiendo algo diferente, algo bueno pero distinto. ¡Qué decepción sería para Dios, para ti, y para todas las personas que hubieran sido impactadas por tus trabajos de pintura y escultura, por no haberte enfocado en la identidad y propósito que Dios te dio! Hoy en día, en lugar de hacer listas de cosas para hacer, deberíamos de hacer una lista de cosas para-no-hacer. Y poner en esta lista de no-hacer, las cosas que no coincidan con el propósito de Dios para tu vida, y proseguir a la meta para ganar el premio que Dios ha preparado especialmente para ti (Filipenses 3:14). Medita en esto: ¿Qué crees que Dios te ha llamado a hacer en tu vida? ¿De qué manera Dios te ha formado y equipado para que puedas llevar a cabo su plan para tu vida? |
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“Subid vosotros a la fiesta; yo no subo a esta fiesta porque aún mi
tiempo no se ha cumplido.” (Juan 7:8 LBLA) Nuestros días y semanas pasan volando mientras estamos metidos en la red, en Internet; mientras atendemos nuestras comunicaciones formales, laborales y sociales a través de nuestro celular ‘inteligente’, el cual no se separa de nosotros mientras estemos despiertos, estando atentos a cualquier mensaje, correo electrónico o imagen que nos sea enviada. Incluso en lo relacionado con nuestra vida espiritual, nos echamos encima un exceso de compromisos; congresos y reuniones, estudios bíblicos y grupos en casa, así como comidas y tomadas de café, como resultado de nuestros esfuerzos por llegar a ser como Jesús. Estamos desarrollando una característica nunca vista en la vida de Jesús: ¡ocupacionitis! Nunca podrás imaginarte a Jesús como una persona apresurada y a las carreras, corriendo de compromiso a compromiso. Jesús nunca se mostró preocupado por hacer mas cosas de las que podía lograr en su día. ¿Puedes imaginarte lo que a los expertos en eficiencia le hubieran dicho? "Jesús, podrías hacer mucho más si tuvieras más asistentes que sólo estos 12." "Señor, realmente necesitas asistir a esa reunión del consejo en Capernaum, ¡si quiere ganarte a los fariseos!" "¿Por qué sigues aquí en Galilea? Tu ministerio sería mucho más grande si te mudaras a vivir a Jerusalén. ¡Cuanto talento desperdiciado! "
“y sus hermanos le dijeron: — ¡Sal de aquí y vete a Judea, donde tus
seguidores puedan ver tus milagros! ¡No puedes hacerte
famoso si te escondes así! Si tienes poder para hacer cosas tan maravillosas,
¡muéstrate al mundo! (Juan 7:3-4 NTV)
Ahora bien, lo que sucedió, fue que posteriormente, Jesús los siguió pisándoles los talones a sus hermanos. Pero lo hizo con un bajo perfil, porque no quería ser absorbido por acontecimientos que pudieran distraerlo de su propósito o que pudieran sacarlo del programa y horario de Dios (Juan 7:10). Una y otra vez, podemos ver a Jesús a través de los evangelios, hablando de la voluntad del Padre. Jesús sabía que había sido enviado por Dios con un propósito, y se aferró a este plan y propósito. ¿Cuál es la mejor manera de administrar tu tiempo? Averigua cual fue el propósito de Dios cuando te creó, lo hizo ¿para que hicieras que cosa?, y luego decididamente busca cumplir y llevar a cabo el propósito de Dios para tu vida (Lucas 9:51). Piensa en esto: Piense en tu día común y corriente, y apunta todas tus actividades. ¿Cuál de estas actividades son en la búsqueda del propósito de Dios para tu vida? ¿Qué medidas puedes tomar para reducir tu “ocupacionitis”? |
“y nos identificó
como suyos al poner al Espíritu Santo en nuestro corazón.” (2
Corintios 1:22a NTV) Tu fe se fortalecerá más a medida que centres tu identidad en Cristo (Gálatas 2:20). Lo que esto significa es que abandones cualquier idea de ti mismo que no provenga de Dios. Olvídate de lo que otros han dicho de ti, cómo los otros te han etiquetado, y cómo los demás te han definido. Comienza a creer lo que Dios dice de ti, que está complacido con la forma en que te ha creado, y como Dios te ha definido. Tus sentimientos no son los que te definen. Tú no te defines por las opiniones de los demás o por tus circunstancias. Tus éxitos o fracasos no son los que te definen. Tú no estás definido por el coche que conduces, el dinero que ganas, o la casa que dices que tienes, aunque a lo mejor el banco es el verdadero dueño. Tú eres definido por Dios y sólo por Dios. Y te identifica como de su propiedad (2 Corintios 1:22). La cosa es esta; si tú no sabes quién realmente eres, entonces estas vulnerable a que otras personas te digan quién eres tú, acorde a su propia opinión. PERO, en concreto, la sólida verdad, la declaración en el evangelio dice que tú eres solo y absolutamente quien Dios dice que eres, y nadie más tiene voz y voto en este asunto. Este es un "problema de identidad", que es una parte importante del vivir la vida abundante. Jesús fue capaz de enfrentar y cumplir las increíbles demandas y exigencias de su misión en esta Tierra, porque él sabía exactamente quién era él. Él sabía que le importaba muchísimo a Dios, y esto le dio la confianza y seguridad para alcanzar su propósito en fe, hasta el final de su misión redentora. Ahora, tú tienes tu identidad en Cristo, y tienes el poder del Espíritu Santo dentro de ti. Ti eres un precioso hijo de Dios, y él te ha creado de la manera que a él le complace. Fíjate en esto: ¿Qué significa para ti el seguir hasta “alcanzar tu propósito en fe"? ¿Cuál es la evidencia de que el Espíritu Santo esta actuando en tu vida? |
“Cada uno de ustedes ha recibido de Dios
alguna capacidad especial. Úsela bien en el servicio a los demás.” (1 Pedro
4:10 TLA)
Lo primero que debes hacer para comprender tu incomparable destino, es el reconocer los dones que Dios te ha dado, saber como te equipo Dios. Incluyendo las cosas que tú no puedes controlar: tus padres, tu nacionalidad, tu raza, tu lengua materna. También considera el paquete completo: tus dones espirituales, tus sentimientos en tu corazón, tus habilidades naturales, tu personalidad y experiencias. Todas estas características son las que te hacen un ser único, te hacen de forma singular y exclusiva, que no existe otro igual a ti. Ahora, tú no eres responsable por los dones que Dios no te dio. En otras palabras, si no fuiste dotado artísticamente, no esperes pintar como Rembrandt. Sin embargo, tu, si eres responsable por los que Dios te otorgo. Cuando llegues al cielo, Dios no te va a comparar con ninguna otra persona, pero él, si te comparara contigo mismo. ¿Qué hiciste con lo que se te dio? ¿Qué podría haber logrado si hubiera confiado un poco más en Dios? Romanos 14:12 dice: "Es cierto, cada uno de nosotros tendrá que responder por sí mismo ante Dios." (NTV). Dios te ha dotado de dones para un propósito. Y tú tienes la responsabilidad de ser un buen administrador de esos dones - no para usos egoístas, sino por el bien de los demás. Tus dones no son para tu exclusivo beneficio. Dios te ha dado dones para el beneficio de otras personas. Pregúntate: "¿Qué me ha dado Dios para ser usado en hacer el bien?” Medita en esto: ¿Te has tomado el tiempo para descubrir como estas equipado por Dios? Para conocer tus dones espirituales, los sentimientos en tu corazón, tus habilidades naturales, tu tipo de personalidad, tus vivencias y experiencias. ¿Como Dios te ha equipado para ser único? ¿Existen en tu vida dones con los que Dios no te doto, pero por error te has pasado tiempo becándolo y tratando de desarrollarlos? |
“Ayúdense a llevar los unos las cargas de
los otros, y obedezcan de esa manera la ley de Cristo.” (Gálatas 6:2 NTV)
Dios dice que como creyentes en Cristo, debemos valorar a todo mundo. Cuando mires a la gente a tu alrededor, ---incluso a la gente que te insulta y te ofende--- hay que verlas como Dios las ve, como la gente por la que vale la pena morir. Dios envió a su Hijo a morir por ellos, porque ellos son importantes y valiosos para Dios. Cuando tú afirmas a las personas, aumentas su valor. Cuando aprecias a la gente, elevas su valor. Y ¿cómo puedes afirmar a las personas con quien tratas a diario? Escúchalos atentamente. "Compartan unos con otros sus angustias y problemas, y de esta manera cumplen con la ley de Cristo" (Gálatas 6:2 PRF). Uno de los mayores regalos que puedes darle a una persona es un oído atento. Cuando miras a alguien a los ojos y la escuchas, con esto le estas diciendo: "Yo te valoro. Y valoro lo que me estas diciendo. " Utiliza palabras positivas. La Biblia dice: " No empleen un lenguaje grosero ni ofensivo. Que todo lo que digan sea bueno y útil, a fin de que sus palabras resulten de estímulo para quienes las oigan." (Efesios 4:29 NTV). Dios quiere que los creyentes sean edificadores de personas, no gente que solo utilizan a las personas. La mayor parte del mundo está lleno de gente que solo utiliza a las personas. Dios dice que cuando hablas palabras positivas y de ánimo --- "¡Bien hecho! ¡Buen intento! Te agradezco lo que hiciste "--- estás ministrando a la gente. Cuando veas algo bueno en sus vidas, reconócelo y díselos, y esa área de su vida crecerá. Ora por ellos. 2 Corintios 1:11a dice: “y ustedes nos están ayudando al orar por nosotros.” (NTV) Has una lista de oración con las personas con las que trabajas o convives a diario, ponla dentro de tu Biblia, y orar por ellos; y veras lo qué pasara en tu oficina o en tu lugar de trabajo. No es posible orar por personas específicas y no ver como comienzan a suceder cosas fabulosas. Si se da la oportunidad, coméntales que estas orando por ellos y pregúntales si quieren que ores específicamente por algo en especial. Cada vez que hagas eso, estarás construyendo un puente con el que se podrás ministrar a la gente. Piensa en esto: Piensa y escribe el nombre de una persona a la que animaras esta semana. Anímalo con palabras positivas y de aliento, escúchalo atentamente, pues aun en conversaciones triviales las personas revelan sus angustias y aflicciones, y empieza a orar por esta persona. |