sábado, julio 28, 2012

El Perdón Te Lleva a La Plenitud De Vida



          “Luego Pedro se le acercó y preguntó: —Señor, ¿cuántas veces debo perdonar a alguien  que peca contra mí? ¿Siete veces? —No siete veces —respondió Jesús—, sino setenta veces siete.” (Mateo 18:21-22 NTV)

El libro de Job nos dice cómo los amigos de Job lo hirieron profundamente. Lo traicionaron, fueron desleales, lo criticaron y no lo comprendieron. Nada duele más que no ser comprendido o acusado falsamente. ¡Y ni siquiera era la culpa de Job! Él era inocente. Job tenía todo el derecho a estar resentido.


Pero Dios le dio un giro de180 grados a la vida de Job -- hasta después de que Job tomo cartas en el asunto de su profundo resentimiento. Dios obró milagrosamente en la vida de Job después de que Job soltó a sus amigos agresores y los perdonó. La Biblia dice que no sólo hay que soltarlos y dejarlos ir, sino que también oró por ellos (Job 42:10).

¿Por qué es importante liberarte de tus agresores? Porque nos convertimos en lo que nos enfocamos. “¡Y yo no voy a ser un resentido!" ¿En qué te estás enfocando? Si es en el resentimiento, entonces estarás diciendo: "Yo nunca voy a ser como mi mamá." Si no los sueltas, vas a empezar a parecerte a aquellos que te han hecho daño. Esta es una verdad de la vida.

La amargura en tu corazón hace cosas muy extrañas a tu personalidad. Nosotros no estamos hechos para andar por la vida cargando rencores y resentimientos. Esto le cuesta muy caro a nuestras vidas y futuro.

¿Qué tan frecuente tienes que perdonar a alguien? Pedro le preguntó esto a Jesús, y Jesús le respondió: "setenta veces siete" - ¡que son 490 veces!

¿Estas almacenando armas de destrucción masiva en tu matrimonio? El amor olvida, no guarda nada. El perdón debe ser un acto continuo. Cada vez que recuerdas la agresión de alguien contra ti,  perdónalo de nuevo hasta que sientas que lo has soltado.

¿Cómo sabes cuando ya has soltado completamente a esa persona? Cuando ya no te duela más. Cuando puedas orar por su éxito. Cuando puedas sentirte cómodo en su presencia. Cuando puedas sentir empatía con esa persona.

Yo se que no siempre siento ganas de perdonar a quien me hiere y ofende. Pero lo hago, no porque me agrade hacerlo, sino porque Dios me dice que lo haga, y porque el perdón me da la libertad de vivir la vida plena que Dios quiere para mí.

Medita en esto: 

¿Quién tiene más recursos a su disposición, tú o Dios? ¿Quién puede hacer un mejor trabajo en todo, tú o Dios? Entonces, mientras que estas esperando a que Dios iguale el marcador y  te haga justicia, tienes que perdonar para que puedas seguir adelante con tu vida.

Piensa… recuerda… ¿A quién tienes que perdonar hoy?

No hay comentarios:

Publicar un comentario