viernes, julio 20, 2012

Jesus Ofrece Misericordia, No Condenación



"Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús,  pues por medio de él la ley del Espíritu de vida me  ha liberado de la ley del pecado y de la muerte." (Romanos 8:1-2 NVI)

No importa lo que hayas hecho, no hay condenación en Cristo. Se sienta a la diestra del Padre, no como un acusador, sino como un defensor dispuesto a dar su vida por ti.

Dios comenzó el trabajo para traerte de vuelta a su presencia mucho antes de que tú nacieras. Dios sabe que no puedes hacer este viaje de regreso a casa por tu propia cuenta, así que mientras que "aún éramos débiles," Cristo murió por nosotros (Romanos 5:6).

Jesús nos ofrece misericordia, no condenación. Él dice: "Misericordia quiero y no sacrificios" (Mateo 9:13). Su objetivo es traerte de vuelta a la intimidad con el Padre, así que El no está interesado en hacerte saltar a través del aro para demostrar que eres digno o para ganar de nuevo el amor de Dios.

Imagínalo diciéndote: "Estas cosas que ofreces hacer y las promesas que haces a cambio de tu perdón, sólo te llevaran a sentirte más culpable. Prefiero darte el perdón y mi gracia como un regalo; Misericordia quiero, y no estos sacrificios que haces con la esperanza de ganar de nuevo mi amor. ¡Nunca perdiste mi amor! "

"Mi propósito no es condenarte, sino que mi vida corra libre dentro de ti, así como también el Espíritu Santo te conecta directamente al Padre" (Romanos 8:1-2 paráfrasis).
 
"Además, tu no puedes lavar todas las manchas de tu pecado. Así pues, permítanme que lo haga por ti. Mi sangre será el blanqueador para lavarte y dejarte tan blanco como la nieve, y mi Espíritu empezará a vivir directamente en tu corazón."

Ahora cubiertos totalmente por Cristo, no tenemos ninguna condenación y somos capaces de "acercarnos con toda confianza al trono de la gracia de Dios, para que podamos recibir de su misericordia y hallar gracia para ayudarnos en nuestros tiempos de necesidad" (Hebreos 4:16).

Cuando sientas que la condenación se te vienen encima como un torrente furioso, ponte en pie sobre la Roca inconmovible de los siglos que es Cristo, quien dijo: "Ni yo te condeno. Vete y no peques más "(Juan 8:11).

Medita en esto:

Identifica las formas en que han estado tratando de ganarte la aprobación de Dios o los sacrificios que has hecho con el fin de compensar tu sentimiento de culpa.

¿Como sería tu vida si aceptas la misericordia de Dios y consideras a Dios tu defensor y no tu acusador? ¿Cómo cambia esto tu vida?

No hay comentarios:

Publicar un comentario