Eliseo le preguntó: — ¿Qué puedo hacer para ayudarte? Dime, ¿qué tienes en tu casa? La mujer le contestó: — ¡Lo único que tengo es una jarra de aceite! (2 Reyes 4:2 TLA)
Cuando de todo corazón buscamos en Dios la
solución a nuestra angustiante situación, y no solo buscamos que Dios nos
conceda lo que hemos planeado como nuestra solución, El Señor te preguntara: ¿Qué
puedo hacer para ayudarte? Porque El quiere sacarte de
tu tremendo sufrimiento. Jesucristo cuando vivió en esta Tierra, hacia las
mismas preguntas:
— ¿Qué quieres que haga por ti? —le preguntó. —Rabí, quiero ver —respondió el ciego. (Marcos 10:51 NVI)
Cuando Dios te pregunta algo, es porque te responderá;
El saciara tu necesidad, El solucionara tu aflicción. Una característica de la
respuesta milagrosa de Dios a tu vida, es que todo lo que viviste dentro de tus
sufrimientos, fueron también el plan de Dios, por lo que te quedaran marcas,
evidencias en tu vida, de este tiempo de aflicción – no para remordimiento o
vergüenza—sino para recordarnos siempre el milagro tan grande que hizo en tu
vida.
El patriarca Jacob, cuando lucho con el ángel,
salio triunfante y le cambio su nombre a Israel; y como evidencia de este
suceso, quedo cojeando de por vida.
El rey David, fue el rey escogido por el Señor,
porque su corazón era conforme al de Dios; pero siempre llevo la marca de su
asesinato por causa de Betsabé.
El Apóstol Pedro,
vivió para pregonar el evangelio de Jesucristo, al grado de morir
crucificado; aunque nunca se olvido de que negó a su Señor.
El Apóstol Pablo, fue quien llevo el evangelio de
la paz y del amor a los no judíos, y comento repetidamente en sus cartas, que
persiguió y mato a los cristianos.
El mismo Jesucristo, cuando venga por segunda vez
a la tierra, mostrara las huellas de los clavos en sus manos, no mas como heridas,
sino como evidencia y testimonio.
Dios usa a hombres que cojean, que no pueden
sentirse orgullosos de su pasado ni de
su carácter, para que siempre vivan aferrados a Dios en su caminar. Todos ellos,
vivieron dentro de la gracia de Dios, hicieron grandes cosas acorde a los
planes de Dios para sus vidas, pero llevaron consigo las evidencias del milagro
más grande que vivieron, que fue el perdón y la restauración del Dios de amor y
misericordia.
Cuando Dios te pregunta ¿Qué tienes disponible?..
¿Qué le respondes? La viuda le respondió así:
“…—preguntó
Eliseo—. Dime, ¿qué tienes en tu casa? —No tengo nada,…” (2 Reyes 4:2 NTV)
Y al pensar en tu carácter persistente, en tu actitud optimista, en tu corazón tan lleno de fe, consideras que no es algo que Dios pudiera usar, por lo que le respondes como lo hizo la viuda: “--- No tengo nada”.
Si el Señor te esta preguntando, no es porque El no lo sepa, te lo pregunta para hacerte pensar y enfocarte en tus dones únicos y especiales con lo que te doto desde que fuiste concebido, porque mediante esos dones y habilidades, Dios se manifestara milagrosamente en tu vida.
El aceite era unos de los elementos mas preciados en la antigüedad, pues servia para cocinar, para alumbrar, para curar heridas, así como también es el símbolo del Espíritu Santo. Y a pesar de esto, la viuda le responde a Eliseo:
“—No
tengo nada, sólo un frasco de aceite de oliva —contestó ella.” (2 Reyes 4:2
NTV)
Yo te pregunto esta tarde; ¿que es ese NADA, que le estas diciendo a Dios, que solamente tienes? ¿Cual es ese aceite en tu vida, que tienes arrumbado en una alacena de tu casa?... Piensa en ello.
Mañana seguiremos analizando esto:
No hay comentarios:
Publicar un comentario