martes, abril 17, 2012

La Envidia Te Hará Sentir Miserable

"El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso." (1 Corintios 13:4b NVI)

¿Alguna vez has jugado al "Rey de la Colina"? Tú sabes como es esto: Sólo hay espacio para una persona en la cúspide de tu grupo de amigos y conocidos, y cuando finalmente llegas ahí, ¡te conviertes en el Rey de la Colina! Sentimos envidia de la persona que esta en la cima, y cuando finalmente llegamos allí, ¡nos gusta que los demás envidien nuestra posición!

Como adultos, aún seguimos jugando este juego - simplemente lo hacemos de una manera más sutil. "¡Hey! ¡Míra el coche que estoy manejando! ¿Ya viste mi teléfono o mi iPad nueva? ¡Mis hijos son las más inteligentes de la familia! 

Pero la verdad es que la envidia puede hacer tu vida miserable. La envidia suele ser una expresión de inseguridad. Cuando nos sentimos inferiores, tenemos envidia.

Cuando yo cuando era niño, recibí una bicicleta nueva como regalo de Navidad. Era mi primer bicicleta, aunque era el regalo navideño compartido, para mi hermana y para mí.  Me sentía fascinado con mí, o más bien, con nuestra bicicleta azul, por lo que fui a visitar a mi mejor amigo Hugo que vivía a la vuelta de mi casa.  Al llegar a verlo, vi los regalos navideños que habían recibido el y su hermana ‘Picos’; mi amigo Hugo tenia una bicicleta con manubrios altos, llantas anchas y asiento anatómico, y ‘Picos’, su hermanita menor, recibió una bicicleta idéntica a la mía. Mi emoción y  alegría por mi bicicleta nueva se le fue por el caño. Sentí envidia al comparar lo que el tenía con lo que yo tenía.

Cuando miramos hacia el pasado, nos damos cuenta de que el verdadero problema era nuestra baja autoestima. Cuando tenemos una baja autoestima, siempre nos sentiremos amenazados por las personas que son más guapas y mejor vestidas, así como aquellos que tienen un mejor estatus, más educación y más carisma --- ¡o mejores bicicletas!

Nadie es inmune a la envidia, y tú probablemente sabes por experiencia propia, que la envidia puede hacer tu vida miserable. La envidia es para tu alma lo que el cáncer es para tu cuerpo. Te come vivo sin que lo notes.

La envidia puede hacernos obsesivos con el cambio de nuestras circunstancias. Creeremos que la respuesta es más dinero, por lo que nos consumiremos tratando de hacer más dinero. El problema es que una vez que lleguemos a ese nivel socio económico anhelado, siempre habrá un siguiente nivel. Si tu estas motivado por la envidia, te vas a desgastar hasta la extinción, porque siempre habrá un siguiente nivel.

Debido a que la envidia es un pecado oculto, tendemos a pensar que no es tan malo como los pecados visibles. ¡
Pero la envidia es altamente destructiva!

La envidia te devalúa. Destruye tus relaciones. Te hace perder la oportunidad de compartir mucha alegría, como en las bodas, los nacimientos, y las promociones. En lugar de ser envidioso, ¡Dios quiere que seamos felices cuando él bendice a otros!

Cuando aprendas a disfrutar del éxito de los demás, experimentaras una alegría mucho mayor.

Piensa en esto: 
  • ¿Qué experiencia de completa alegría Dios ha puesto a tu disposición y no pudiste apreciarla ni gozarla debido a tu envidia?
  • ¿Qué puedes agradecer a Dios hoy, por algo que ya tienes?

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