jueves, abril 19, 2012

Cuando Envidias a Los Demás, Niegas Tu Propia Originalidad Y El Que Eres Único

“Tú creaste mis entrañas;  me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable!  ¡Tus obras son maravillosas,  y esto lo sé muy bien! Mis huesos no te fueron desconocidos  cuando en lo más recóndito era yo formado  cuando en lo más profundo de la tierra era yo entretejido. Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos.” (Salmo 139:13-16 NVI)

Dios tiene diseñada una vida justo a tu medida, ¡y eso significa que no tienes que imitar la de alguien mas, ¡ni su estilo de vida! Si tú te centras en el plan de Dios para tu vida y en complacerlo solo a él, no tendrás que preocuparte por sentir envidia.

La Biblia dice que la solución para no sentir envidia,  es verte a ti mismo como Dios lo hace. El Salmo 139:13 dice: "Tú me formaste en el vientre de mi madre" (PRF). Tú es único y diferente, y no hay nadie como tú en el mundo, entonces, ¿por qué te comparas con alguien más?

Hacer cambios positivos en tu vida y ayudar a otros siempre es bueno, pero cuando te esfuerzas por ser la persona que Dios planeo y creo para que tú fueras, es cuando vas a encontrar un significado real a tu vida, el objetivo, el cumplimiento y la satisfacción plena en tu vida.

Por supuesto, que puedes estar viviendo en medio de circunstancias que te hacen difícil apreciar tu singularidad, el que eres único;  y entiendo que este es un factor clave para poner la envidia en tu pasado. Pero ¡Anímate! Si tan sólo pudieras ver todo lo que Dios hace por ti y cómo trabaja incansablemente para cuidar de tus necesidades. Él promete sacar lo bueno de cada circunstancia, de cada error, y de cada tragedia para tu beneficio. 

Reconoce tu originalidad. Tú no tienes que envidiar a nadie. Tú sólo tienes que ser lo que Dios quiso y diseño que fueras desde el principio.

Cuando me enfoco en poner a Dios como lo más importante en mi vida, recordando que él me hizo único y que tiene un plan único para mi vida, entonces la competencia con los demás se vuelve irrelevante. Esta es la razón por la que yo no estoy compitiendo con nadie más. Soy único, y de la misma manera, tú eres único también. 

Medita en esto:
  • Tómate el tiempo para identificar tus dones, talentos, y los rasgos que te hacen único. ¿Le has agradecido a Dios por la obra maestro que hizo contigo?
  • ¿Qué dificultades y circunstancias estas enfrentando en estos momentos? Pídele a Dios que te ayude a confiar en su provisión y en su plan en medio de tus circunstancias adversas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario