Por lo tanto, pónganse todas las piezas de la
armadura de Dios para poder resistir al enemigo en el tiempo del mal. Así,
después de la batalla, todavía seguirán de pie, firmes. Defiendan su posición, poniéndose el cinturón de la
verdad
y la coraza de la justicia de Dios. Pónganse como calzado la paz que proviene de
la Buena Noticia a fin de estar completamente preparados. Además de todo eso,
levanten el escudo de la fe para detener las flechas encendidas del diablo.
Pónganse la salvación como casco y tomen la espada del Espíritu, la cual es la
palabra de Dios. (Efesios 6:13-17 NTV)
La
primera pieza de la armadura que Pablo menciona es el “cinturón de la verdad”.
El cinturón mantiene juntas todas las otras partes de la armadura, de
la misma manera que la verdad conecta todas las partes de la vida del cristiano.
El cinturón permitía que el soldado se moviera libremente y no se enredara en
su túnica. El cinturón también era el lugar para guardar la espada, lo que es
congruente al indicar que la palabra (La Espada) se ciñe en la Verdad. Este
cinturón sostenía toda la armadura en su posición. La túnica era colocada por
dentro de este cinturón; la espada colgaba del cinturón y la coraza que
protegía el tórax también estaba pegada al cuerpo con el cinturón. De tal forma
que si el cinturón no estaba bien puesto, había posibilidad de que al soldado
no le fuera tan bien en su batalla. En nuestro caso el texto nos llama a
ceñirnos la cintura con la verdad. De manera que la verdad es lo que va a
sostener toda nuestra armadura.
El salmo 51:6 dice: “He
aquí, tú deseas la verdad en lo más íntimo, y en lo secreto me harás conocer
sabiduría” Dios
sopesa mis intenciones; mis pensamientos; la razón por la que hice lo que hice
o dije lo que dije. Y luego El decide si me halló en verdad.
El salmo 86:11 dice: “Enséñame,
oh Señor, tu camino; andaré en tu verdad; unifica mi corazón para que tema tu
nombre”. Un
corazón dividido no es un corazón íntegro y si no es un corazón íntegro, esa
armadura se va a caer en la primera batalla que sostenga. Cuando el corazón
tiene alianzas divididas con el reino de las tinieblas y con el reino de la
luz, esa persona es considerada por Santiago, el autor del libro que lleva su
nombre, como una persona de doble ánimo, a quien el mismo Santiago califica de
inestable en todos sus caminos. Una persona inestable en su caminar no está
lista para guerrear con nadie; fácilmente es empujado al suelo y derribado.
El cinto ha de ceñir nuestros lomos, es decir lo más íntimo, el hombre
interior. Se aplica para fortalecer el cuerpo (como la faja para cargas cosas pesadas). Este cinto es pues figura de la
fortaleza, la cual se encuentra en la
verdad. El cinto y el poder, es la verdad misma.
La verdad se compone de tres cosas inseparables:
1.- El Señor dice: "Yo soy...la verdad" (Juan 14:6); Jesús NO
dijo que nos mostraría o enseñaría la verdad; el dijo ¡YO SOY LA VERDAD!
2.- Dice también: "Santifícalos en tu verdad" (Juan 17:17),
3.- Y también: "El Espíritu es la Verdad » (1 Juan 5:6).
La Palabra de Dios aplicada a nuestro hombre interior nos presenta a Cristo, por el poder del Espíritu Santo. El
cinto de la verdad es el arma más escondida y menos evidente, porque está
debajo de todas las demás. Este cinto desempeña un papel importante en todas
las circunstancias de nuestra vida, porque de esta dependen todas las demás piezas de la armadura. El
cinturón de la verdad es el arnés donde se colocaran las armas de defensa y agresión.
Israel estaba ceñido para la marcha; “…con el manto ceñido a la cintura,…”. (Éxodo
12:11). Aquí lo estamos para la lucha; “…poniéndose
el cinturón de la verdad…”
(Efesios 6:14). El cinto de lino del Sumo Pontífice era una prenda necesaria
para el culto; “…Se
ceñirá con la faja de lino…” (Levítico 16:4). En Lucas 12:35, “Manténganse listos, con la ropa bien ajustada y la
luz encendida.”, los lomos tenían que estar ceñidos para la espera;
necesitamos pues la Palabra, que fortalece nuestro hombre interior, para
esperar a Cristo. En el mismo capítulo, en Lucas 12:37, “Dichosos
los siervos a quienes su señor encuentre pendientes de su llegada. Créanme que
se ajustará la ropa, hará que los siervos se sienten a la mesa, y él mismo se
pondrá a servirles “; el cinto es necesario para el servicio.
También es necesario para presentar la Palabra a los que no conocen a Jesús;
en efecto, los que llevaban la palabra profética estaban ceñidos de un cinto, o
faja ancha (cinturón), de cuero, como Elías; “—Llevaba puesto un manto de piel, y tenía un
cinturón de cuero atado a la cintura —contestaron ellos”. (2 Reyes 1:8); y Juan el bautista;“La ropa de Juan estaba hecha de pelo de camello. Llevaba
puesto un cinturón de cuero y se alimentaba de langostas y miel silvestre.” (Mateo 3:4).
En una palabra, en todos los grandes momentos de la vida cristiana, es
importante que estemos en contacto con la Palabra que nos habla de Cristo y
nos permite resistir la somnífera influencia del ámbito de Satanás. No se
trata de una posición, ni de conocimientos, ni de inteligencia, sino del estado
práctico de un corazón completamente entregado a Cristo.
La verdad es el más importante de los elementos de la Armadura de Dios,
Si tenemos el cinto que el de la verdad, todo lo que hagamos estará alineado
con Cristo y su propósito, porque El es la verdad. En forma contraria, estaríamos
alineándonos con Satanás, pues el es el “padre de mentira”.
La Verdad no es un concepto, es una persona; y esa persona es
JESUCRISTO. Sin Él, no hay verdad alguna. Así como el cinturón debe rodearnos y
ser aplicado a todo nuestro cuerpo, así Cristo lo debemos poner rodeándonos y sosteniéndonos
en todo nuestro ser. Solamente la Verdad nos hará libres y, para eso, debemos morir a
nuestras propias verdades.
Primero colócate este elemento de la Armadura de Dios, porque con este cinturón
controlaras tu tunica, y en este cinturon de la verdad colocaras algunas de las demás piezas de la armadura.
Mañana seguimos con el segundo elemento, la coraza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario