sábado, abril 14, 2012

La Armadura de Dios (6 de 7) El Casco de la Salvación

Por tanto, tomen toda la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo, y habiéndolo hecho todo, estar firmes.  Estén, pues, firmes, CEñIDA SU CINTURA CON LA VERDAD, REVESTIDOS CON LA CORAZA DE LA JUSTICIA,  y calzados LOS PIES CON LA PREPARACION PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO DE LA PAZ. Sobre todo, tomen el escudo de la fe con el que podrán apagar todos los dardos encendidos del maligno.  Tomen también el CASCO DE LA SALVACION, y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios. (Efesios 6:13-17 NBLH)
El YELMO O CASCO en la Armadura de un soldado, era lo que le resguardaba la cabeza. Estamos hablando de la cabeza física.
Pero en la Armadura de Dios, el YELMO O CASCO es una cobertura espiritual, que protege nuestra mente. Partimos de la base de que estamos hablando de personas nacidas de nuevo, y que por supuesto tienen a Jesucristo en su corazón y su mente entregada a la obediencia de Cristo.
Si el YELMO O CASCO de la Armadura espiritual cubre nuestra mente, lo que debemos tener en cuenta son dos cosas:
¿En qué consiste esta cobertura?
¿Qué áreas de nuestra mente pueden estar expuestas?
La cobertura espiritual de nuestra mente está fundada en la seguridad de que somos Salvos. Y también en el poder que  Dios  nos da por ser de su familia.
Cuando recibimos a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, estamos recibiendo todo lo que Dios ya tenía preparado para darnos. ¿No es eso asombroso?
El más débil de los creyentes, se convierte en el más poderoso de los santos hijos de Dios.
Ya lo tenemos todo, porque tenemos a Cristo, y en él se hallan todas y cada una de las bendiciones espirituales y todo lo relacionado con la vida y la santidad.
Por lo tanto, tenemos todo lo que necesitamos para vivir la vida tal y como Dios se propuso que la viviéramos.
Teniendo en cuenta este hecho, cualquier fracaso no es debido a que carezcamos de algo, sino a que no nos hemos apropiado de lo que ya es nuestro.
Y esto es precisamente a lo que nos conduce esta parte del consejo de Pablo: “Tomad el casco de la Salvación”

¿De qué nos protege el Yelmo?
El CASCO protegía otra parte vital del guerrero: la cabeza. En nuestras cabezas se encuentra la base de 4 de los 5 sentidos del cuerpo humano; es donde nacen las ideas y pensamientos, captamos el mundo interior y el exterior, damos forma y sentido a nuestras sensaciones, etc.
 Es la “sede” de nuestro cerebro y por ende de la mente. Ya vimos que el principal campo de batalla se encuentra allí. Por eso debemos afirmarnos en que…”tenemos la mente de Cristo”… y para eso debemos madurar cada día, llevando cautivo todo pensamiento a Él. Porque nuestros pensamientos son, por lo general, carnales, errados y confusos. Nuestra mente es el taller de Satanás y solo de nosotros depende el tenerlo bajo el control de Cristo.
Debemos proteger nuestra mente porque dice la Escritura que “cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”. Sometiéndonos al Espíritu Santo, nos dará una memoria sobrenatural, pues nos hará recordar todas las cosas que Jesús ha dicho.
En la cabeza también están nuestros ojos y la boca, que deben ser muy vigilados. En cuanto a los ojos, sabemos que ellos influyen tanto en la formación de ideas y pensamientos, al grado que Jesús dijo que podría ser mejor sacarlos para entrar en el reino de Dios y ya Santiago habló claramente sobre la lengua
Solamente teniendo nuestra mente en orden y bajo nuestro control, no sufriendo ninguna de las clásicas y legendarias “invasiones” que el enemigo acostumbra a intentar, es que tomamos conciencia de la autoridad que tenemos en Cristo Jesús.
Los “agujeros” que pudiéramos tener en el CASCO o YELMO, tienen que ver fundamentalmente con el no conocer lo que dice la Biblia. Y no conocerla por no leerla, por no estudiarla y por no escudriñarla, permitiendo así que el enemigo ponga en nuestra mente pensamientos que nos induzcan a error y confusión. Muchas veces algo tan simple como el saber que Dios siempre esta con nosotros, o el que su amor por ti es inacabable e incondicional, tu mente lo pone en duda, porque no hemos reforzado estas verdades con la lectura de la Palabra de Dios, donde lo dice muy claramente esto.
Otros agujeros tienen que ver con permitir que nuestros ojos y oídos jueguen con el pecado: películas altamente violentas, películas cargadas de obscenidad, revistas o folletos poco edificantes, programas televisivos con lenguaje soez y, además, no nos ayudan a ejercer control alguno sobre nuestra propia lengua y pensamientos.
“No podemos evitar que las aves vuelen sobre nosotros… Pero si podemos evitar que hagan nido en nuestra vcabeza…”
“Nosotros que somos del día, por el contrario, estemos siempre en nuestro sano juicio, protegidos por la coraza de la fe y del amor, y por el casco de la esperanza de salvación;” (1 Tesalonicenses 5:8 NVI)
Mantener una esperanza en la salvación, bien fundada en la Palabra, edifica, purifica el alma y la mantendrá protegida contra la duda y el engaño;  cuidará la puerta hacia el alma, para evitar ser atormentada por el enemigo. El enemigo intentará llevarnos a la desesperación pero la esperanza en la salvación nos hará confiar en Dios.
No pierdas de vista lo que está haciendo Dios en tu vida.  El mundo no lo puede ver y no tiene ni idea de lo que está sucediendo, pero tu si lo sabes y lo estas viendo, así que no te desanimes.
Porque con el poder que Dios nos ha dado, tenemos asegurada la victoria. Debemos mantenernos firmes, puesto que la victoria ha sido lograda por Jesucristo en la Cruz. 

Dios nos da toda la protección que necesitamos.

Debemos procurar de que nuestro diario andar con el Señor sea verdadero y eficaz, que nuestras vidas sean rectas para con Dios y para con aquellos con los que estamos en contacto, que busquemos hacer la paz allí donde vayamos, que levantemos el escudo de la fe para apagar los dardos encendidos del diablo, que protejamos nuestras mentes de temores y ansiedades que nos asaltan con facilidad, y que empleemos la palabra de Dios de forma eficaz en el poder del Espíritu. 
Recordemos que fue mediante los repetidos golpes de espada de la Palabra de Dios que Jesús venció a su adversario en el desierto.
La salvación tiene que ser nuestro CASCO; es más, este es el propósito de la salvación, mientras estamos vivos ¿Quieres ser un buen soldado de Jesucristo?
¡LUCHA HASTA EL FINAL!
 



  



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