“¿De dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes? ¿No es
precisamente de las pasiones que luchan dentro de ustedes mismos?” (Santiago 4:1 NVI)
Santiago no se anda por las ramas. Mucho antes de que la psicología moderna llegara, el ya tenía muy clara la idea sobre las causas del conflicto. Santiago 4:1 dice: "¿Qué es lo que causa las disputas y las peleas entre ustedes? ¿Acaso no surgen de los malos deseos que combaten en su interior?" Santiago dice que la causa de las discusiones son los deseos que entran en conflicto. Cuando mis deseos entran en conflicto con los deseos de los otros, la cosa se pone que echa chispas. La Biblia deja muy claro que hay tres deseos básicos que causan el conflicto: las posesiones, el placer y el orgullo. Estos deseos son legítimos y dados por Dios, pero no para que estén fuera de control. Cuando los pones por encima de otras personas y se convierten en la cosa más importante en tu vida, van a ocasionarte conflictos. Entonces, ¿cuál es la cura para las discusiones? Es una de las lecciones más difíciles de aprender: LA HUMILDAD. La gracia de Dios es el poder divino para cambiar. ¿Qué te gustaría cambiar de ti mismo? Sea lo que sea, necesitas de la gracia divina para hacerlo. ¿Qué quieres cambiar en tus relaciones, tu matrimonio, o en tu familia? Lo que quieras cambiar, no puedes hacerlo por tu propia cuenta. Tú necesitas la gracia de Dios, y sólo hay una manera de conseguirla: humillándote. Dios no le da de su gracia a las personas que están llenas de orgullo, y que piensan: "yo puedo hacerlo por mi propia cuenta." Dios te lo da, solo cuando vienes y le dices: "Dios, necesito tu ayuda." Ahí es donde encuentras el poder para hacer los cambios que desea obtener. Habla sobre el tema:
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domingo, marzo 18, 2012
Solo con Humildad Puedes Terminar las Discusiones
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