Estamos viviendo
en una época donde lo que te fascinaba y te era muy útil hace unos cuantos años,
hoy ya esta totalmente obsoleto. Recuerdo como por casi 8 años, mi Palm m505
era mi mas preciada agenda, Biblia, libreta de apuntes, directorio telefónico, calculadora, reloj mundial, juegos, etc., etc.;
hasta que un día ya no pude encontrar donde comprar un cargador nuevo, un
estuche nuevo y demás artículos que necesitaba para seguirla usandola. Tristemente
me mude a un Black Berry, el cual además de todo lo que tenia la Palm, también
era teléfono y podía recibir y enviar mis
correos electrónicos con el. Hace como 1 año, empecé a tener problemas de
conectividad, además de que parecía que la pantallita se hacia mas pequeña con
el tiempo, a lo que mis hijos me explicaron que la pantalla ni crece ni se
achica, es mi capacidad visual la que cambia. Entonces me mude de nuevo, pero
ahora al iPhone. Me costo trabajo adaptar mi dedo a las miniteclas de la
pantalla, pero ahí la llevo. A ver cuanto me dura el gusto, antes de que me
tenga que cambiar a otra nueva modernidad que surja en este ámbito, y mi iPhone
quede obsoleto.
Y así como me
paso a mi, estoy seguro que te esta sucediendo a ti. Mis padres nunca
imaginaron lo importante que llegaría a ser el teléfono celular, la televisión de
paga, el navegador en los autos y todas las vitaminas que nos prometen
conservarnos sanos y fuertes. ¿Recuerdas cuando solo había en la Ciudad de México
los canales 2, 4, 5, 8 y 13? ¿O cuando lo máximo era ponerle a tu choche un
receptos de FM?, éramos unos magos manejando la Guía Roji y nos conocíamos muy
bien que teléfonos públicos si funcionaban y hasta si alguno te dejaba hacer
llamadas ‘gratis’… je, je, je… a que tiempos aquellos. Y la Biblia también
habla acerca de esto, cuando nos dice que todo en esta vida es pasajero:
“Porque «todo mortal
es como la hierba, y toda su gloria como la flor del campo; la
hierba se seca y la flor se cae, pero la palabra del Señor permanece para
siempre.»” 1 Pedro 1:24-25
Solo existen en
este mundo dos cosas que son eternas: el alma inmortal de cada uno de nosotros
y la Palabra de Dios. Ambas permanecerán para siempre y siempre y siempre jamás.
Si yo supiera que mi iPhone me servirá para siempre, te aseguro que empezaría a
leer su manual. ¿Recuerdas cuando compraste tu primer programa para tu
computadora?, los manuales de uso eran como la sección amarilla del directorio telefónico.
Hoy, los programas los compras e línea, y NO te manda ningún manual, si lo
llegas a necesitar, lo consultas también en línea.
Si sabemos que
somos un espíritu inmortal, que tenemos un alma y que vivimos temporalmente en
un cuerpo, ¿no crees que deberíamos de empezar a leer el Manual de Fabricante que
también es eterno?
Recuerdo que
cuando platicaba con mi padre acerca de la patria celestial, el me decía las
preguntas que les haría a los personajes Bíblicos, tan pronto los viera y
saludara… recuerdo que le intrigaba mucho que había escrito Jesús en la tierra
mientras le presentaba a la mujer adultera… estoy seguro que para estas fechas,
ya se lo pregunto y ya sabe la respuesta.
Te has puesto a
pensar que cuando estemos en las mansiones eternas, viviendo para siempre con
Dios, seguramente te toparas con Susana (Lucas 8:3), y cuando ella te salude y
te platique de donde sacaba el dinero, tu ni idea tendrás de quien es ni lo que
hizo. O al toparte con Onésimo, tal vez creerás que es del staff de servicio
del cielo, pero resulta que vivió con Pablo y Filemón, y si Eutico quiere
platicarte porque estaba tan cansado (Hechos 20:9), tu creerá que era uno de
los remeros en la barca del Maestro.
La Palabra de
Dios nos muestra el plan divino para hacernos de la familia de Dios, nos enseña
como Dios nos ha amado desde antes de la creación del mundo, y la parte mas anecdótica
de todo esto, es que será tema de conversación por toda la eternidad. Si no
quieres poner cara de ¿What? en el cielo, empieza a leer las Escrituras. Ah,
por cierto, en la Biblia también encontraras todas las promesas de Dios para
que tu vida pasajera en esta Tierra, sea llena de bendición, propósito, prosperidad
y de toda la gloria de Dios.
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