viernes, marzo 02, 2012

Disciplina para no tropezarte


Una de las grandes decepciones que me he llevado con esta vida de modernidad, es que hasta para hacer ejercicio hay que contar con el equipo adecuado. Resulta que sabiendo que debo de hacer ejercicio, quise empezar a usar la caminadora, pero cual seria mi sorpresa, que si no tenia los zapatos adecuados me lastimarían los pies. Y otra gran decepción que me lleve fue que cuando al fin tuve los tenis para correr, empezaba a recorrer mas distancia cada día, hasta llegar a 5 kilómetros (solo caminando rápido por supuesto), pero cuando deje de hacerlo por algunos días, al regresar de nuevo a la caminadora solo aguante 2 kilómetros… que frustración, perder tan fácilmente los 5 Km, que me había costado alcanzar varias semanas de duro esfuerzo.

El rey David escribe en el libro de los salmos:

“La boca del justo imparte sabiduría,  y su lengua emite justicia. La ley de Dios está en su corazón,  y sus pies jamás resbalan”. (Sal 37:30-31 NVI)

Todos hemos deseado que las gentes nos conozcan por hablar sabiamente, y que lo que digamos este impregnado de justicia; pero el rey David nos indica que esto solo se puede lograr cuando hemos atesorado la Palabra de Dios en nuestro corazón. Lo más maravilloso de las Escrituras es que al referirse a nuestro buen comportamiento ante los ojos de Dios, no se refiere a nuestros actos, pues a lo largo de 3 mil años, las costumbres, actividades y sociedades han cambiado muchísimo; a lo que se refiere la Biblia es a nuestro carácter, y a las intenciones que se encuentran motivando las cosas que hacemos y decimos.

Es por esto que la Biblia nunca pasara de moda, porque mientras exista la humanidad, habrá personas con espíritu, alma y cuerpo que si voluntariamente buscan ser mas como Jesús, lo podrán lograr mediante las Escrituras.

Cuando David habla de atesorar en el corazón la Ley de Dios, se refiere a que el obedecer a Dios sea la primera y principal prioridad en nuestra vida, nada será mas importante que esto, y esto solo se lograra mediante el estudio de la Ley de Dios, o sea la Biblia.

Para correr necesitas  usar unos buenos zapatos tenis, para conocer las ordenanzas y el corazón de Dios necesitas estudiar su Palabra; para poder mantener el ritmo de correr 5 kilómetros diarios necesitas de no dejar de hacerlo para no perder tu condición física, así mismo, para que al hablar impartas sabiduría y para que lo que digas emita justicia, tienes que estudiar diariamente y poner en practica lo que aprendas de la Biblia.

Tú premio en esta tierra será que tu pie jamás se resbalara, y además, tendrás una vida eterna con Dios.





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