martes, marzo 27, 2012

El Corazón de Dios para el Huérfano es el Mismo Corazón para Ti

“Padre de los huérfanos y defensor de las viudas  es Dios en su morada santa. Dios da un hogar a los desamparados  y libertad a los cautivos;...” (Salmo 68:5-6 NVI)

Los dioses que adoraban en el mundo antiguo solo se ocupaban de las personas importantes: del poderoso y astuto, del rápido y hermoso. El resto de la humanidad solo eran como los residuos del fondo de una botella – Eran solo actores secundarios, hojas que mueve el viento, peones de ajedrez en el tablero de los reyes y poderosos.


Pero así no es el Dios de la Biblia.

Vemos extraño el interés de Dios en las personas marginadas a lo largo de cada página de las Escrituras. Fue evidente cuando Yahweh escogió a una nación de esclavos para ser su pueblo escogido. Esto se confirmo al escoger a un grupo de pastores de ovejas para dar la noticia al mundo del nacimiento de Jesús, la Encarnación del Hijo de Dios.


Pero quizás en ninguna parte de la Biblia podemos ver más claramente esta realidad, como la vemos en su pasión por los huérfanos. 
  
Es posible que perdamos de vista lo extraño que es en realidad esta situación, ya que vivimos en una cultura que está profundamente definida por principios cristianos. A pesar de que se violan con frecuencia, el cuidar a los débiles y vulnerables sigue siendo una virtud occidental. Pero en general, esto no fue el caso en las culturas que rodeaban las comunidades cristiano judías de la iglesia primitiva.  Al igual que los modernos sociólogos Darwinianos, las sociedades antiguas por lo general veían como indignidad el vivir con debilidad o con alguna discapacidad. Como el filósofo romano Séneca describe la cultura romana en tiempos de Jesús: "Nosotros ahogamos a los niños que al nacer son débiles y anormales".

Consideremos entonces la maravilla de un Dios que no sólo tolera a los débiles y humildes, sino que pone especial interés en defenderlos y cuidar de ellos. 

Qué enorme contraste. Vemos a Dios, el ser más poderoso imaginable  y el ser más autosuficiente, expresando su profunda preocupación por el menos fuerte y menos autosuficiente del mundo – los desvalidos y los huérfanos. La ley dice: "Él defiende la causa del huérfano y de la viuda..." (Deuteronomio 10:18 NVI). Los profetas hacen eco de la misma verdad: "Porque en ti el huérfano alcanzará misericordia" (Oseas 14:3 b). Y, de nuevo, en los salmos: Padre de los huérfanos y defensor de las viudas es Dios en su morada santa. Dios da un hogar a los desamparados y libertad a los cautivos;... "(Salmo 68:5-6).

Cuando nos aferramos a esta realidad extraña y hermosa, nos encontramos con la verdad del corazón de Dios Padre. Su sentir no es sólo para el huérfano, sino para cada uno de nosotros también. Él nos busco afanosamente cuando estábamos solos y desamparados. Él nos adoptó como hijos suyos. Él nos invita a llamarlo "Abba" (papito) y a vivir como sus hijos e hijas.

Por supuesto, no debemos olvidar el hecho de que Dios nos pide a su pueblo el hacer lo mismo. Hemos de vivir la "religión pura y sin mácula", cuidando de los huérfanos y a las viudas en su aflicción (Santiago 1:27).

Al hacer esto, mostramos el corazón de Dios para el mundo. Haciendo todo lo que este en nuestra mano para el cuidado de huérfanos y desamparados en todo el mundo. Mostrando la sorprendente realidad de que el Gran Dios de la creación se preocupa apasionadamente por lo desvalidos. Y en este proceso, sentimos nosotros mismos más profundamente el corazón de Dios. Si El tiene un amor peculiar y maravilloso para los huérfanos, también tiene un amor peculiar y maravilloso para nosotros.

Piensa en esto: 

·         ¿La preocupación constante de Dios por el huérfano,  ¿que te muestra de su carácter?   

·         ¿Y esta revelación de su carácter, ¿Qué te indica con respecto a ti?  

·         ¿De qué manera podrías ser capaz de mostrar al mundo esta peculiar característica de Dios?

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