sábado, marzo 31, 2012

¿Qué tan PACIENTE eres cuando las cosas no sale como quieres?

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, PACIENCIA, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.” (Gálatas 5:22-23 RV)

Hace algunas semanas leí el enunciado de una esposa con relación a su marido, ella le decía a Dios: “Señor, dame paciencia, porque se me das fuerzas… lo mato y te lo mando”

¿Te has dado cuenta de que la PACIENCIA o la falta de ella, es de las pocas cosas que nos acompañan a lo largo de toda nuestra vida, sin importar absolutamente nada de nuestro entorno, ni del tiempo ni del espacio? Se inicia en la sala de espera de la sala de partos cuando naciste, tus parientes y los amigos de tus padres estaban impacientes por verte; Y termina en la sala de la funeraria, donde tu cuerpo descansa por última vez en este mundo, donde todos pacientemente esperan a tu entierro. Que representativo, cuando tu vida inicia, la paciencia casi ni existe, y cuando tu vida termina, la paciencia es lo que mas te rodea. Pareciera que la paciencia se obtiene con el paso de la vida.

Seguramente has escuchado esta oración que es muy popular: ¡“Señor dame paciencia”! Esto refleja la manera cómo vivimos en nuestra cultura contemporánea, con los alimentos instantáneos, los programas de televisión de 30 minutos, mini cursos, cámaras instantáneas, carriles expresos en las autopistas, aviones mas rápidos, computadoras mas rápidas, constantemente nos hacen ver que todo es mejor porque se puede hacer rápidamente. Sin embargo, Dios quiere enseñarnos a saber esperar. La Biblia esta llena de muchas ilustraciones que nos instruyen a vivir el fruto del Espíritu: La PACIENCIA.

Alguien ha definido la paciencia como contener largamente una reacción antes de dar lugar a la acción o pasión. Otro dijo que es la restricción propia de  desquitarte apresuradamente del mal o de la ofensa sufrida. También se define como la resistencia que soporta la injuria y las obras malas, sin ser provocada la ira o la venganza. Ahora bien, si hay una cualidad que necesitamos en nuestra vida hoy es la paciencia que es la mas difícil de aprender de todas las virtudes, porque en nuestra vida cotidiana hemos hecho de la velocidad un dios. Todo tiene que ser instantáneo, a como de lugar.
       
 Observemos que este fruto del Espíritu, la PACIENCIA, se encuentra en el carácter mismo de Dios y es ahí donde radica la fuente para nuestras vidas. Cuando se usa la palabra  paciencia en referencia a Dios, se usa la palabra griega
makrothumia”, que traducida quiere decir "perseverante" o "lento para la ira." El mayor factor sobre esta palabra es que "describe el carácter de Dios mismo. Es un atributo de Dios" El Señor se dio a conocer a Moisés, diciéndole: —El Señor, el Señor, Dios clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor y fidelidad," (Éxodo 34:6NVI). Esta frase puede ser vista en los Salmos: " Pero tú, Señor, eres Dios clemente y compasivo, lento para la ira, y grande en amor y verdad. (Salmo 86:15; 103:8; 145:8).
 
 Siendo un Dios de paciencia, o sea, lento para la ira, el Señor estuvo siempre listo para ofrecer perdón e impartir Su gracia sobre su pueblo. El Dios majestuoso y omnipotente lleno de amor, refrena su ira y ofrece perdón a todo aquel que se arrepienta y acepte Su gracia.
 
Este énfasis continúa en el Nuevo Testamento, Pedro dice, "Tengan presente que la paciencia de nuestro Señor significa salvación…,." (2 Pedro 3:15ª NVI). Por tanto, la paciencia de Dios o lentitud en liberar su ira, no es a causa de su indisposición para actuar. Más bien, su paciencia es una oportunidad para que Sus hijos se arrepientan y confíen en el Salvador. En su paciencia, el Padre espera, no deseando que ninguna alma perezca, sino que todas vengan al Salvador y confíen en Él.

¿Cómo podemos hablar de la paciencia de Dios y la paciencia del hombre al mismo tiempo? Es porque Él es la fuente de esta virtud. Nosotros no desarrollamos paciencia de manera natural. El Espíritu Santo la hace crecer dentro del corazón confiado y obediente. Recordemos lo que Jesús dice: Todo cuanto tiene el Padre es mío. Por eso les dije que el Espíritu tomará de lo mío y se lo dará a conocer a ustedes.” (Juan 16:15 NVI). Una vida llena del Espíritu Santo resulta en una vida paciente ante las adversidades de la vida

 

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