martes, mayo 29, 2012

Salvo en ESPIRITU, ALMA y CUERPO



Para poder entender el plan de Dios para darnos una vida llena de poder, tenemos que conocer a detalle como estamos formados por Dios, y como somos Salvos íntegramente, en ESPIRITU, ALMA y CUERPO por el sacrificio de Cristo Jesús Señor nuestro en la cruz del Calvario.

Dios nos promete en Ezequiel 36:26  que nos dará un corazón y un espíritu nuevo… Les daré un nuevo corazón, y les infundiré un espíritu nuevo;Y antes de que sigamos preguntándonos ¿Cómo hará esto?, en el siguiente versículo nos dice como será:

“Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.” (Ezequiel 36:27)

Si hiciéramos una analogía entre nuestro ser trino y el Templo que Dios diseño en la antigüedad, podríamos ver muy claramente que nuestro ESPIRITU es el equivalente al LUGAR SANTISIMO. TU ESPIRITU fue salvado en el momento en que aceptaste a Jesucristo como tu único y suficiente Salvador.

Cuando se consagraba u ordenaba a  un Sacerdote de Dios en el Antiguo Testamento, se hacia una sola ves en su vida, y quedaba apartado por el resto de su vida para el servicio a Dios. En esta ceremonia se hacían sacrificios para expiación, se derramaba la sangre del novillo; junto con una ofrenda de flor de harina y aceite, que es el símbolo del Espíritu Santo. De esta manera Dios apartaba a sus Sacerdotes (Éxodo 29).

De la misma manera, Dios mediante Jesucristo, a los que se allegan a El,  nos ha sellado con la sangre de su hijo, y nos ha apartado para ser de su familia por toda la eternidad.

Por esta voluntad hemos sido santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo una vez para siempre.” (Hebreos 10:10 LBLA)

Por esto, San Pablo escribió que ninguna adversidad, calamidad, ni huestes del mal, etc. nos podrá separar del amor de Dios, mostrado en Cristo Jesús

“¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Así está escrito:
    «Por tu causa siempre nos llevan a la muerte; ¡nos tratan como a ovejas para el matadero!» Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes,  ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.” (Romanos 8:35-39 NVI)

Nuestra ALMA se encuentra vinculada estrechamente a nuestro ESPIRITU, y es aquí donde se verifican TODAS las batallas diarias entre lo que nos gustaría hacer para agradar nuestros sentimientos y nuestro cuerpo, contra lo que Dios nos indica en su Palabra que El quiere que hagamos. Nuestra alma, que es nuestra mente y sentimientos, es ‘literalmente’ el taller de Satanás, POR ESTO, es que debemos de someter nuestra ALMA a nuestro ESPIRITU, y esto se logra mediante la Palabra de Dios.

Los Sacerdotes en el Templo de Jerusalén, antes de oficiar, tenían que lavarse para estar limpios. Si oficiaban varias veces al día, antes de cada ocasión se lavaba las manos y los pies (Éxodo 30:17-21).

De la misma manera nuestra ALMA tiene que ser limpiada a diario, porque aunque somos Salvos en nuestro ESPIRITU, tenemos que limpiar nuestra ALMA de todo lo que hicimos y que no es acorde al corazón de Dios. Cada día, sin excepción, hacemos cosas que no agradan a Dios, cosas que salen de nuestra mente, de nuestro corazón y de nuestro carácter; de lo más profundo de nuestras intenciones. Al diariamente limpiarnos en oración con la sangre de Jesucristo, estamos limpiando y salvando nuestra ALMA. El Apóstol Juan, escribe a la iglesia primitiva, a la familia de Dios de la siguiente forma:

Hijitos míos, os escribo estas cosas para que no pequéis. Y si alguno peca, Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.” (1 Juan 2:1 LBLA)

Finalmente nuestro cuerpo mortal, será salvado en el Rapto de la Iglesia, al convertirlo en cuerpo glorificado. Hasta entonces, este cuerpo mortal tratara de dominar y controlar nuestra ALMA y nuestro ESPIRITU, las verdaderas batallas que libraremos seran en nuestra mente y sentimientos, y serán provocadas por los deseos de nuestro cuerpo, por esto San Pablo se refiere a su cuerpo de esta forma:

¡Soy un pobre miserable! ¿Quién me librará de este cuerpo mortal?” (Romanos 7:24 NVI)

Tu CUERPO y tu ALMA se aliaran para tratar de controlar a tu ESPIRITU; por esto DIOS prometió diciendo: “Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu” para así poder llenarte de SU PODER, porque DIOS mismo vendrá a tu ESPIRITU con SU ESPIRITU SANTO.

Y una vez estando el ESPIRITU SANTO DE DIOS en tu ESPIRITU, dice: “y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos”; El te ayudara a controlar tu mente, sentimientos y carácter; te ayudara a controlar las intenciones de tu corazón, con se Palabra en tu mente.

Y una vez que tú ESPIRITU este lleno del ESPIRITU SANTO DE DIOS, controlaras  tu ALMA; tu cuerpo estará bajo sujeción total a ellos; “y los pongáis por obra. 
El poner por obra algo, es llevarlo a cabo, es hacerlo, es actuarlo; es en el plano físico de lo que se ve y se palpa.

Continuaremos mañana…

No hay comentarios:

Publicar un comentario