domingo, mayo 27, 2012

Manifestaciones del Espíritu Santo; El FUEGO



El SEÑOR iba delante de ellos, de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarlos, a fin de que anduvieran de día y de noche. No quitó de delante del pueblo la columna de nube durante el día, ni la columna de fuego durante la noche. (Éxodo 13:21-22 NVI)

La misma NUBE que de día los protegía del sol y los guiaba hacia donde caminar y en donde acampar; esa misma NUBE se convertía en una masa incandescente de fuego por la noche, que se colocaba sobre todo el campamento; campamento donde se encontraban mas de 3 millones de personas. Esta NUBE DE FUEGO, los iluminaba completamente durante la oscura noche del desierto, dejándolos como si fueran la ciudad mas iluminada de nuestra actualidad y proporcionándoles la temperatura ideal para no padecer por el frío extremo de las noches en el desierto. Que impresión han de haber tenido las tribus que vivían en el desierto al ver a una multitud de aproximadamente 3 millones de personas con todas sus propiedades, protegidos todos los días por una NUBE y con una masa de fuego por la noches… no es de extrañar que NADIE haya intentado atacarlos en sus 40 años en el desierto.

Esa NUBE DE FUEGO, impidió a los egipcios alcanzar al pueblo de Israel, llevando a este poderoso ejercito a morir ahogados al intentar cruzar el mar Rojo. 
  
Adicionalmente a la NUBE que ayer vimos; la presencia de Dios se manifestó con FUEGO. A lo largo de la Biblia leemos que cuando la sangre es aceptada por Dios, el FUEGO desciende. Cuando el pueblo de Dios celebro la Pascua en Egipto y sacrifico cada familia un cordero sin mancha, la NUBE DE FUEGO apareció para acompañarlos por los siguientes 40 años.

Cuando el profeta Elia oro a Dios para que descendiera fuego del cielo, puso primero sobre el altar de piedras el animal sacrificado a Dios:

A la hora del sacrificio vespertino, el profeta Elías dio un paso adelante y oró así: «Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, que todos sepan hoy que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo y he hecho todo esto en obediencia a tu palabra.  ¡Respóndeme, Señor, respóndeme, para que esta gente reconozca que tú, Señor, eres Dios, y que estás convirtiendo a ti su corazón!»  En ese momento cayó el fuego del cielo y  quemó el holocausto, la leña, las piedras y el suelo, y hasta lamió el agua de la zanja.  Cuando todo el pueblo vio esto, se postró y exclamó: «¡El Señor es Dios, el Dios verdadero!»” (1 Reyes 18:36-39 NVI)

Nuestro Señor Jesucristo, ofreció su propia sangre en la cruz del Calvario, y el domingo del Pentecostés, el fuego del Espíritu Santo se mostró sobre los que estaban reunidos en la casa,  porque Jesús había ofrecido su propia sangre.

“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar.  De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban reunidos.  Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos.  Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse”. (Hechos 2:1-4 NVI)

Ese fuego que se manifestó en todos estos eventos bíblicos, es el Espíritu Santo, el cual esta en medio de todos los hijos de Dios, los que han lavado sus pecados en la sangre del Cordero.

Y tal vez tú te preguntaras: ¿Pero que sangre tengo yo que derramar para recibir ese FUEGO del Espíritu Santo?... Esa sangre ¡YA FUE DERRAMADA!, Jesucristo ya lo hizo en la cruz del calvario por amor a ti; y por esta razón, HOY puedes pedirle al Espíritu Santo que se manifieste en tu vida, en tus problemas, en tus enfermedades, en tus relaciones rotas, en tu soledad y tristeza con el poder arrasador del FUEGO DEL Espíritu Santo.



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