Cuando
Moisés guiaba al pueblo de Israel por el desierto, El Señor le dijo a Moisés
que no los acompañaría mas, que mandaría a un ángel para que fuera con ellos, porque
eran un pueblo testarudo (Éxodo 33:1-6). Entonces Moisés, le pide a Dios una
sola condición para seguir adelante guiando al pueblo: que Su presencia no los
abandone, a lo que el Señor le respondió de la siguiente manera:
Pues
si realmente es así, dime qué quieres que haga. Así sabré que en verdad cuento
con tu favor. Ten presente que los israelitas son tu pueblo. —Yo
mismo iré contigo y te daré descanso —respondió el Señor.
—O
vas con todos nosotros —replicó Moisés—, o mejor no nos hagas salir de aquí.
(Éxodo 33:13-15 NVI)
La
presencia de Dios era reconocida por todo el pueblo por la NUBE que se posaba
milagrosamente sobre el Tabernáculo, cuando Moisés hablaba cara a cara con
Dios:
“En cuanto Moisés entraba
en el tabernáculo, la columna de nube descendía y tapaba la entrada,
mientras el Señor hablaba con Moisés. Cuando los israelitas veían que la columna de nube se
detenía a la entrada del Tabernáculo, todos ellos se inclinaban a
la entrada del Tabernáculo y adoraban al Señor. Y hablaba
el Señor con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo”.
(Éxodo 33:9-11 NVI)
Esta
misma NUBE acompaño al pueblo de Israel a lo largo de sus 40 años en el
desierto; donde la NUBE se paraba, ahí acampaban, cuando la NUBE se movía, todo
el pueblo se movía. La NUBE los resguardaba de los rayos del sol por el día y
los iluminaba y calentaba por la noche; esa NUBE los guiaba, protegía y los
arropaba.
“Cada vez que la nube se
levantaba de la Tienda, los israelitas se ponían en marcha; y donde la nube se
detenía, allí acampaban”. (Números 9:17 NVI)
” Cuando partían, la nube
del Señor permanecía sobre ellos todo el día.” (Números 10:34 NVI)
Todo Israel
podía ver gráfica y físicamente la guiaza de Dios, su voluntad y su protección
física de los abrasadores rayos del sol. Esta misma nube, tambien los protegió
activamente de sus enemigos, estorbándoles la visión al provocarles tinieblas:
“Entonces
el ángel de Dios, que marchaba al frente del ejército israelita, se dio vuelta y fue a
situarse detrás de éste. Lo mismo sucedió con la columna de nube,
que dejó su puesto de vanguardia y se desplazó hacia la retaguardia, quedando entre los egipcios y los israelitas. Durante toda la
noche, la
nube fue oscuridad para unos y luz para otros, así que en toda esa
noche no pudieron acercarse los unos a los otros.” (Éxodo 14:19:20 NVI)
La
NUBE fue luz para el pueblo de Dios, para Israel fue la iluminación de la
protección divina; y al mismo tiempo fue sombras, oscuridad y tinieblas para sus enemigos. Esta nube es el Espíritu Santo que actualmente esta con
nosotros y en nosotros; puede ser de iluminación si tienes a Cristo en tu
corazón, o puede ser de confusión si no esta Jesús en tu vida.
El
pueblo de Israel viajaba bajo la NUBE, protegido de las inclemencias y guiado;
pero Moisés ENTRABA a la NUBE, se metía en ella, y es ahí era donde al hablar con
Dios recibía la revelación del Altísimo.
Tu
puedes “viajar bajo la NUBE” a lo largo de tu vida, recibiendo milagros y
maravillas del Espíritu Santo; PERO también, si así lo decides, puedes meterte a
la NUBE y tener un encuentro directo y personal con el Espíritu Santo, que te
REVELARA lo que Dios tiene en su corazón especialmente y específicamente para
ti.
“Cuando venga el Espíritu de
verdad, él los
guiará a toda la verdad. Él no hablará por su propia cuenta, sino que
les dirá lo que ha oído y les contará lo que sucederá en el futuro” (Juan 16:13 NTV).
El
Espíritu Santo, dijo nuestro Señor Jesucristo, que nos guiaría a toda verdad,
como la NUBE al pueblo de Israel, y nos DIRA LO QUE HA ESCUCHADO… ¿Y de quien
ha escuchado algo el Espíritu Santo? ¿Quién puede hablar acerca de cada uno de
nosotros y además conocer el futuro?... ¡Solo DIOS!
El
Espíritu Santo al estar en la presencia de Dios, escuchara lo que Dios habla de
ti y siente por ti, además de tu futuro, y eso mismo el Espíritu de Dios te lo
revelara a ti. Esto es como cuando Moisés se metía al Tabernáculo y la NUBE
bajaba y rodeaba todo el Tabernáculo, Moisés estaba metido en la nube misma,
así como lo estuvo en el Sinaí al recibir las Tablas de la Ley.
“Porque entre
los hombres, ¿quién conoce los pensamientos de un hombre, sino el
espíritu del hombre que está en él? Asimismo, nadie conoce los pensamientos
de Dios,
sino el Espíritu de Dios.” (1 Cor 2:11 LBLA)
Que
maravillosa promesa, que lo que escuche el Espíritu Santo de la boca de Dios y
lo que conozca de su corazón con referencia a ti, te lo dirá. PERO solo si te
metes DENTRO de la NUBE, no es suficiente ir debajo de ella, tienes que
sumergirte en la NUBE, que es el Espíritu Santo.
El
mismo Jesucristo fue envuelto por una NUBE al estar en el monte de la
transfiguración:
“Seis
días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, el hermano de
Jacobo, y
los llevó aparte, a una montaña alta. Allí
se transfiguró en presencia de ellos; su rostro resplandeció como el sol, y su
ropa se volvió blanca como la luz. En
esto, se les aparecieron Moisés y Elías conversando con Jesús. Pedro
le dijo a Jesús:
—Señor, ¡qué bien que estemos aquí! Si quieres, levantaré tres albergues: uno
para ti, otro para Moisés y otro para Elías.
Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Éste es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él. ¡Escúchenlo!»” (Mateo 17:1-5 NVI)
Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Éste es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él. ¡Escúchenlo!»” (Mateo 17:1-5 NVI)
DENTRO de la NUBE, adicionalmente a esto, también hay REVELACION…
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