sábado, mayo 26, 2012

Manifestaciones del Espíritu Santo; La NUBE


Cuando Moisés guiaba al pueblo de Israel por el desierto, El Señor le dijo a Moisés que no los acompañaría mas, que mandaría a un ángel para que fuera con ellos, porque eran un pueblo testarudo (Éxodo 33:1-6). Entonces Moisés, le pide a Dios una sola condición para seguir adelante guiando al pueblo: que Su presencia no los abandone, a lo que el Señor le respondió de la siguiente manera:

Pues si realmente es así, dime qué quieres que haga. Así sabré que en verdad cuento con tu favor. Ten presente que los israelitas son tu pueblo.  Yo mismo iré contigo y te daré descanso —respondió el Señor.  —O vas con todos nosotros —replicó Moisés—, o mejor no nos hagas salir de aquí. (Éxodo 33:13-15 NVI)

La presencia de Dios era reconocida por todo el pueblo por la NUBE que se posaba milagrosamente sobre el Tabernáculo, cuando Moisés hablaba cara a cara con Dios:

En cuanto Moisés entraba en el  tabernáculo, la columna de nube descendía y tapaba la entrada, mientras el Señor hablaba con Moisés. Cuando los israelitas veían que la columna de nube se detenía a la entrada del Tabernáculo, todos ellos se inclinaban a la entrada del Tabernáculo y adoraban al Señor.  Y hablaba el Señor con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo”. (Éxodo 33:9-11 NVI)

Esta misma NUBE acompaño al pueblo de Israel a lo largo de sus 40 años en el desierto; donde la NUBE se paraba, ahí acampaban, cuando la NUBE se movía, todo el pueblo se movía. La NUBE los resguardaba de los rayos del sol por el día y los iluminaba y calentaba por la noche; esa NUBE los guiaba, protegía y los arropaba.

“Cada vez que la nube se levantaba de la Tienda, los israelitas se ponían en marcha; y donde la nube se detenía, allí acampaban”. (Números 9:17 NVI)

Cuando partían, la nube del Señor permanecía sobre ellos todo el día.” (Números 10:34 NVI)

Todo Israel podía ver gráfica y físicamente la guiaza de Dios, su voluntad y su protección física de los abrasadores rayos del sol. Esta misma nube, tambien los protegió activamente de sus enemigos, estorbándoles la visión al provocarles tinieblas:

“Entonces el ángel de Dios, que marchaba al frente del ejército israelita, se dio vuelta y fue a situarse detrás de éste. Lo mismo sucedió con la columna de nube, que dejó su puesto de vanguardia y se desplazó hacia la retaguardia, quedando entre los egipcios y los israelitas. Durante toda la noche, la nube fue oscuridad para unos y luz para otros, así que en toda esa noche no pudieron acercarse los unos a los otros.” (Éxodo 14:19:20 NVI)

La NUBE fue luz para el pueblo de Dios, para Israel fue la iluminación de la protección divina; y al mismo tiempo fue sombras, oscuridad y tinieblas para sus enemigos. Esta nube es el Espíritu Santo que actualmente esta con nosotros y en nosotros; puede ser de iluminación si tienes a Cristo en tu corazón, o puede ser de confusión si no esta Jesús en tu vida.

El pueblo de Israel viajaba bajo la NUBE, protegido de las inclemencias y guiado; pero Moisés ENTRABA a la NUBE, se metía en ella, y es ahí era donde al hablar con Dios recibía la revelación del Altísimo.

Tu puedes “viajar bajo la NUBE” a lo largo de tu vida, recibiendo milagros y maravillas del Espíritu Santo; PERO también, si así lo decides, puedes meterte a la NUBE y tener un encuentro directo y personal con el Espíritu Santo, que te REVELARA lo que Dios tiene en su corazón especialmente y específicamente para ti.

“Cuando venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la verdad. Él no hablará por su propia cuenta, sino que les dirá lo que ha oído y les contará lo que sucederá en el futuro” (Juan 16:13 NTV).

El Espíritu Santo, dijo nuestro Señor Jesucristo, que nos guiaría a toda verdad, como la NUBE al pueblo de Israel, y nos DIRA LO QUE HA ESCUCHADO… ¿Y de quien ha escuchado algo el Espíritu Santo? ¿Quién puede hablar acerca de cada uno de nosotros y además conocer el futuro?... ¡Solo DIOS!

El Espíritu Santo al estar en la presencia de Dios, escuchara lo que Dios habla de ti y siente por ti, además de tu futuro, y eso mismo el Espíritu de Dios te lo revelara a ti. Esto es como cuando Moisés se metía al Tabernáculo y la NUBE bajaba y rodeaba todo el Tabernáculo, Moisés estaba metido en la nube misma, así como lo estuvo en el Sinaí al recibir las Tablas de la Ley.

Porque entre los hombres, ¿quién conoce los pensamientos de un hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Asimismo, nadie conoce los pensamientos de Dios, sino el Espíritu de Dios.” (1 Cor 2:11 LBLA)

Que maravillosa promesa, que lo que escuche el Espíritu Santo de la boca de Dios y lo que conozca de su corazón con referencia a ti, te lo dirá. PERO solo si te metes DENTRO de la NUBE, no es suficiente ir debajo de ella, tienes que sumergirte en la NUBE, que es el Espíritu Santo.

El mismo Jesucristo fue envuelto por una NUBE al estar en el monte de la transfiguración:

“Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, el hermano de Jacobo, y los llevó aparte, a una montaña alta.  Allí se transfiguró en presencia de ellos; su rostro resplandeció como el sol, y su ropa se volvió blanca como la luz.  En esto, se les aparecieron Moisés y Elías conversando con Jesús. Pedro le dijo a Jesús: —Señor, ¡qué bien que estemos aquí! Si quieres, levantaré tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías.
 Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Éste es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él. ¡Escúchenlo!»” (Mateo 17:1-5 NVI)

BAJO la NUBE hay protección, guisaza y ayuda…
DENTRO de la NUBE, adicionalmente a esto, también hay REVELACION…



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