La Palabra de
Dios nos dice que en la presencia de nuestro Dios encontramos TODO lo que
necesitemos y muchísimo más de lo que nunca hubiéramos imaginado. Y es por
esto, que nuestro Señor Jesús explico que al estar en comunión con el Padre, antes
de empezar a hablar, El ya conoce nuestro corazón y nuestras necesidades:
“Todavía no tengo las
palabras en la lengua, ¡y tú, Señor, ya sabes lo
que estoy por decir!” (Salmo 139:4 RVC)
“Y al orar, no se pongan a
repetir palabras y palabras; eso es lo que hacen los paganos imaginando que
Dios los va a escuchar porque alargan su oración. No sean iguales a ellos, pues el Padre sabe de
qué tienen necesidad aun antes que le pidan nada.” (Mateo 6:7-8
BLPH)
Y
si Dios ya conoce nuestras necesidades, nuestras angustias y frustraciones,
nuestras carencias y tristezas; El, como Padre amoroso que es, nos dará lo que
sabe estamos necesitando, y que será mucho mejor de lo que pudiéramos pretender
pedirle:
“Pues si ustedes, aun
siendo malos,
saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más su Padre que está en el
cielo dará cosas buenas a los que le pidan!” (Mateo 7:11 NVI)
Que
revelación tan maravillosa, que al estar en la presencia de Dios TODO cambia; pues
en su presencia hay plenitud de gozo, hay sanidad, conoces la visión de Dios
para tu vida, hay esperanza, hay paz, y todo lo que existe en el corazón de
Dios con respecto a ti, te es revelado por el Espíritu Santo, al estar en la
presencia de Dios.
“Porque ¿quién de entre los
hombres puede saber las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está
en él? Así mismo, nadie conoce las cosas de Dios, sino el Espíritu de
Dios.
Y nosotros
no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene
de Dios, para que entendamos lo que Dios nos ha dado,” (1 Cor.
2:11-12 RVC)
El
estar frecuentemente en la presencia de Dios, sin lugar a dudas, esto se reflejará
en tu vida material y cotidiana. No podrás esconder o disimular que has estado
en la presencia de Dios, pues aunque no lo menciones, tu vida misma lo declarará:
“Pedimos que Dios les
haga conocer plenamente su voluntad con toda sabiduría y
comprensión espiritual, para que vivan de manera digna del Señor,
agradándole en todo. Esto implica dar fruto en toda buena obra, crecer
en el conocimiento de Dios y ser
fortalecidos en todo sentido con su glorioso poder. Así perseverarán con
paciencia en toda situación, dando gracias con alegría al Padre. Él los
ha facultado para participar de la
herencia de los santos en el reino de la luz. Él nos libró del
dominio de la oscuridad y nos trasladó al reino de su amado Hijo,
en quien
tenemos redención,
el perdón de pecados.” (Colosenses
1:9-14 NVI)
Cuando
te sientas que ya no tienes fuerzas para pelear ni para seguir adelante, entra a
la presencia de Dios y te fortalecerás. Lo que deberemos de buscar, más que el
poder de Dios, o la sanidad o la prosperidad, es la presencia de Dios en
nuestras vidas, y su presencia la encontraremos buscándola afanosamente, y
conociendo más a Dios mediante su Palabra escrita.
El
poder sobrenatural de Dios viene sobre nosotros en uno o varios momentos
específicos de nuestra vida, con un propósito perfectamente definido por Dios;
PERO LA PRESENCIA DE DIOS la podemos tener para siempre en esta vida y para
toda la eternidad en la Patria Celestial. La presencia de Dios es tan grande y
arrobadora, que el lenguaje humano encuentra problemas para definirlo,
describiéndolo el profeta solamente así:
“Su llegada es tan radiante
como la salida del sol. Rayos de luz salen de sus manos donde se esconde su imponente poder.” (Habacuc 3:4 NTV)
Lo
que Jesucristo vino a hacer a este mundo, fue darnos acceso a la presencia de Dios
mediante su muertre en la cruz. Los milagros y maravillas que hizo en sus 3
años de ministerio, solo sirvieron como señales que mostraban y confirmaban que
Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías esperado. Esto, 2 mil años después no ha
cambiado ni un ápice. Los grandes milagros, señales y maravillas de Dios que
vemos hoy, son la prueba indubitable de que la cortina del lugar santísimo esta
rota, y ahora podemos entrar a tener plena comunión, entrar a la presencia
misma de Dios, y podemos ver apenas un poquito del inmenso poder de nuestro
Señor:
“Esto es sólo una
muestra de su
inmenso poder; lo que de él
sabemos es apenas
un susurro. La fuerza de su poder ¿quién
puede comprenderla?»”
(Job 26:14 RVC)
“En tu presencia hay plenitud
de gozo”
(Sal 16:11); “Los rectos morarán en tu presencia” (Sal 140:13)
Busca estar en
la presencia de Dios. En las últimas semanas hemos estado platicando acerca de
esto, y si pudiéramos resumir en una frase el propósito de Jesucristo y de la
Biblia es: Mostrarnos el camino hacia la PRESENCIA DE DIOS.
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