Existen numerosos ejemplos de personas y
personajes bíblicos que estuvieron presentes en medio de los milagros y
maravillas que Dios hizo; PERO eso no cambio su vida, eso no les dio la paz y gozo, al grado que personas como Samson, que fue el instrumento vivo de Dios
para mostrar a Israel que Dios estaba con ellos y los libraría de sus enemigos,
ni aun viendo, viviendo y sintiendo el poder de Dios correr por sus músculos y
huesos, esto ¡NO LO CAMBIO!; siguió siendo el mismo joven inmaduro y mediocre
que era.
Y por otro lado, tenemos a un cobrador de
impuestos abusivo, resentido y amargado, que al tener un encuentro con Jesús,
su vida cambio totalmente. Saqueo había escuchado y presenciado algunos de los milagros de Jesús, y esto
no lo cambio, solo aumento su curiosidad; Pero lo que lo cambio fue su
encuentro con el unigénito Hijo de Dios.
“A éstos Dios se propuso
dar a conocer cuál es la gloriosa riqueza de este misterio entre las naciones,
que es Cristo en ustedes, la esperanza de gloria.” (Colosense 1:27 NVI)
San Pablo escribe
a los colosenses que lo que importa es ¡CRISTO
EN TI!, y esto te llenara de “LA
ESPERANZA DE GLORIA”. No habla de presenciar milagros y maravillas, ni
tampoco habla de la inimaginable experiencia de vivir un milagro sobrenatural
de Dios en ti ---que por supuesto que es una experiencia inolvidable--, lo que
Pablo dice, es que solamente Cristo Jesús en ti, es lo que te llenara de la esperanza
de Gloria.
Al entrar el Espíritu
Santo de Dios a tu vida, solo tendrá un propósito, llenarte del poder de Dios
para que TODO lo que hagas glorifique a Cristo Jesús, y al glorificar a
Jesucristo, estarás viviendo lo que Pablo dijo: “Cristo en mi, la esperanza de gloria”. Jesús es quien nos hace
perfectos y sin pecado ante los ojos de Dios Padre; y entonces si Jesús es el
camino, la verdad, la vida, la luz, la puerta, el buen pastor, la vid
verdadera, el cordero sin mancha, el primogénito hijo de Dios, el alfa y la
omega, el verbo, etc., etc., al estar en nosotros, nos convierte inmediatamente
ante el Padre, como si nunca hubiéramos pecado.
La presencia de
Dios en tu vida, es mucho más impactante, trascendental y duradera que la misma
resurrección como la vivió Lázaro. Lázaro, años después de haber sido
resucitado por Jesús, falleció de nuevo. Pero la esperanza de gloria que anido
en su corazón por su comunión con Jesús, sigue viva hasta el día de hoy. De su
cuerpo, ya ni el polvo existe; pero su espíritu lleno de la esperanza de gloria
en Jesús, sigue vivo hoy en el Paraíso.
Hemos aprendido
que lo único eterno que tenemos en este mundo, es nuestro espíritu inmortal y
la Palabra de Dios. Las Escrituras son las que nos indican el camino a seguir para
ser cada día mas como Jesús. Y la Palabra de Dios también nos llena de la esperanza en Cristo Jesús. ¿Te has
imaginado una vida sin esperanza? ¿Has pensado alguna ocasión que seria vivir
sin saber ni creer que hay algo mas que este valle de lagrimas que es la vida?,
yo creo que sin esperanza en nuestra vida, seria un verdadero infierno nuestro
existir; es por esto que lo primero que nos da Jesús con su muerte en la cruz,
es la esperanza de una vida eterna en la casa del Padre, y el comisionado para
que esto se cumpla es el Espíritu Santo, quien con su poder lo hará.
“Que el Dios de la
esperanza los
llene de toda alegría y paz a ustedes que creen en él, para que rebosen de
esperanza por el poder del Espíritu Santo.”. (Romanos 15:13 NVI)
Y hoy, yo te
pregunto: ¿Cómo estas de esperanza en tu vida? ¿Cuánto marca tu “esperanzómetro”?
Una forma rápida de conocer tu condición es preguntándote: ¿Tengo paz?, ¿tengo gozo?...
Solo la presencia de Dios te podrá llenar de paz y gozo, que serán generados
por la ‘esperanza de gloria: que es Cristo en ti.
La próxima oportunidad
que tengas de estar cerca de la presencia de Dios, busca afanosamente estar
presente; tal vez mañana por la mañana o por la noche, no desaproveches esta
oportunidad, porque donde los milagros de Dios se manifiestan, ahí esta
presente nuestro Señor.
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