martes, junio 05, 2012

Caminando hacia la presencia de Dios


La armas de nuestra batalla diaria no son materiales, sino espirituales, que fácil seria que nuestro enemigo fuera en el plano material, pero no lo es; y su principal aliado en nuestra contra es nuestro mismo cuerpo que no coopera con nosotros para ser mas como Jesús; ni nuestra alma, que tan fácilmente se llena de orgullo y cree que es una victima inocente de las circunstancias. Solo nuestro espíritu esta verdaderamente sediento y hambriento de la presencia de Dios.

Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.” (Efesios 6:12 NVI)

Ayer vimos como al iniciar nuestro momento de intimidad con Dios, nuestro cuerpo quiere tomar el liderazgo, a base de actos que conoce y ha aprendido, como son las repeticiones, y las largas listas de peticiones de oración. Definitivamente que Dios nos ha llamado a ser intercesores en oración, pero la palabra clave es ‘en oración’, y oración es tener comunión con Dios, no solo es el repetir una larga lista de necesidades.

“»Busqué a alguien que pudiera reconstruir la muralla de justicia que resguarda al país. Busqué a alguien que se pusiera en la brecha de la muralla para que yo no tuviera que destruirlos, pero no encontré a nadie.” (Ezequiel 22:30 NTV)

Aquí, no escuchamos la voz de Dios, estamos en los atrios, solo nos escuchamos a nosotros mismos; PERO VAMOS EN CAMINO AL LUGAR SANTISIMO.  Hay personas que pudieran decir, si al ponerme a orar, empezare como si estuviera en los atrios, ¿Qué caso tiene hacerlo?, y yo le respondería, que para llegar a la comunión total y completa con Dios, se tiene forzosamente que pasar por los Atrios y el Lugar Santo, porque NO hay otro camino para poder llegar al Lugar Santísimo. En estos atrios venceremos a nuestra carne en sus exigencias y reclamos, la pondremos en sujeción a nuestro espíritu.

Posteriormente, y después de mucho rato, avanzaremos al Lugar Santo, donde nuestra alma manda. Notaremos que hemos pasado a este nivel de oración, cuando dejamos de pedir y empezamos a alabar de corazón, le agradecemos por ser El y por estar en nuestra vida. Es aquí, en el Lugar Santo, donde el ESPIRITU SANTO empieza a tomar control de nuestra oración, ya no sentimos ningún malestar físico, ni sentimos como pasa el tiempo. La culpabilidad y el remordimiento desaparecen y la sangre de Cristo empieza a lavarnos y limpiarnos. Aquí tenemos la total, plena y firme convicción de que somos nuevas criaturas, hijos de Dios y hermanos de Jesucristo. Descubrimos la verdadera libertad que hay en Cristo, y podemos ver claramente nuestros actos religiosos, que no ayudan a nuestro crecimiento espiritual:

No permitan que los condenen esos que se ufanan de humildad pero rinden culto a los ángeles. Los tales se meten en cosas que no han visto y están envanecidos por su razonamiento humano;  no están unidos a la Cabeza, que es quien nutre y une a todo el cuerpo mediante las coyunturas y ligamentos, y lo hace crecer con el crecimiento que da Dios.  Si con Cristo ustedes han muerto a los principios de este mundo, ¿por qué, como si vivieran en el mundo, se someten a sus preceptos?  Les dicen: «No tomes eso en tus manos, no pruebes aquello, y ni siquiera lo toques.»  Esos preceptos se ciñen a mandamientos y doctrinas humanas, y todas ellas son cosas que se destruyen con el uso.  Sin duda, tales cosas pueden parecer sabias en cuanto a la religiosidad sumisa y el duro trato del cuerpo, pero no tienen ningún valor contra los apetitos humanos.” Col. 2:18-23 RVC)

Cuando finalmente llegas al Lugar Santísimo, tu cuerpo ha quedado bajo el control total de tu alma; tu alma ha quedado bajo en control total de tu espíritu y tu espíritu estará bajo el control total de ESPIRITU SANTO DE DIOS. Es aquí donde se encuentra uno ante la plenitud total de Dios, aquí ya no hay palabras ni peticione ni reclamos; solo se esta en silencio sintiendo la presencia de Dios, su amor, su gracia y su misericordia.

Para llegar a este punto, generalmente tienes que pasar tiempo, mucho tiempo caminando desde los atrios hasta llegar al Lugar Santísimo… 

Algo que te ayudara muchísimo, es acompañarte de música espiritual de tu agrado personal, que te acompañe todo tu tiempo personal con tu Dios. 


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