Todos por lo general nos preocupamos por nuestra condición física,
nos pesamos en la bascula, nos vemos al espejo, planeamos que hacer; pero
realmente muy pocos llevan a cabo lo que planearon, La caminadoras para hacer
ejercicio, las bicicletas fijas, etc., se convierten en los ornamentos mas
espantosos de la casa.
A mi en lo particular me gusta mucho una bicicleta fija que tiene mi
hermana en la recamara de huéspedes en su casa en México, porque me es muy útil
cuando la visito, ya que puedo colgar muy bien en esta bicicleta mis trajes y
camisas de vestir, je, je. Pero pesar de todas nuestras preocupaciones por tener
una buena condición física, existen momentos en la vida, donde literalmente
sentimos que nos estamos derritiendo emocionalmente, por las angustias, las
tristezas, el dolor y la ansiedad que sentimos. El salmista escribe de la
siguiente forma:
“Se deshace mi alma de ansiedad; Susténtame según tu palabra.” (Salmo
119:28 RV)
Al leer la expresión ‘Se deshace mi alma, recordé cuando a mediados de los 80’s, trabajaba en una fabrica de
válvulas para baño, en la cual se fundían metales para moldear las llaves y
regaderas, que se colocarían en los baños y las cocinas. Al conocer
detalladamente el proceso de fabricación, me llamo mucho la atención como se
compraban camiones repletos de ‘fierro viejo’, consistente en todo tipo de
radiadores de motores de todos los tamaños y tipos, con solo dos cosas en común,
que eran de metal y que estaban increíblemente sucios y oxidados.
Al indicarle esta situación al jefe de fundición, sonriendo me dijo:
“No se preocupe, que en el crisol todo se purifica”. Y efectivamente, al poner
los pedazos de radiador dentro del crisol y meterlo al horno, se derritió totalmente el metal, y todas las
impurezas y suciedades quedaron flotando en la superficie como una nata negra,
la cual retiraban muy fácilmente del metal amarillo
brillante.
Dependiendo de lo que se fuera a fabricar, se le adicionaban otros
metales como aluminio y cobre, para darle al ‘caldo’ la aleación adecuada para
tener las especificaciones de dureza y maleabilidad
requeridas.
Al leer este salmo, me di cuenta de la tremenda similitud que existe
entre estas dos situaciones, pues las aflicciones de la vida, derriten nuestro
corazón y nos sentirnos los más infelices del planeta. Pero la ventaja de ser
derretidos los el horno de la prueba y el dolor, es que la ‘escoria’ que exista
en nosotros, se separara y quedara flotando para que Dios la retire de nuestra
vida, y adicione lo necesario para que nuestro ser se convierta en una aleación
divina.
Esos metales especiales que le darán mucha mayor resistencia y
maleabilidad a tu carácter, se encuentran en la Palabra de Dios, cada vez que la
lees, es como si un lingote de cobre o aluminio cayera en tu vida fundida por el
dolor, solo para enriquecerla y hacerla mucho mejor que
antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario