martes, febrero 21, 2012

¿De quien temeré?

Una característica típica en la vida, es que las desgracias y los problemas no suelen venir de uno en uno, sino que les gusta juntarse todos al mismo tiempo para caernos encima. ¿Te ha sucedido de esta manera? El salmista conociendo esta situación, comenta lo siguiente:

“Cuando me encuentre angustiado, tú me infundirás nueva vida; Me defenderás de la ira de mis enemigos, y con tu diestra me levantarás victorioso. Tú, Señor, cumplirás en mí tus planes; tu misericordia, Señor, permanece para siempre. Yo soy creación tuya. ¡No me desampares!” (Salmo 138:7-8 RVC)

David escribe que cuando estuviera en medio de la angustia provocada por los problemas, enfermedades, carencias y aflicciones, el Señor lo vivificaría, y lo haría trayendo la paz y el gozo a su vida.  Es común que cuando estamos pasando por tiempos difíciles, los enemigos que se encontraban ocultos, brinquen al escenario para dañarnos, pues cobardemente saben que no tendremos el tiempo ni la atención suficiente para defendernos; PERO el rey David escribe que en estas circunstancias, el Señor mismo se encargara de nuestros enemigos.

Tengo unos amigos muy queridos, que fueron objeto de las intrigas de una malvada mujer que los odiaba solo por ser quienes eran, aunque esta mujer había recibido distintas atenciones de parte de ellos. Mis amigos, no buscaron la venganza, ni el mal para esta mujer, sino que pacíficamente enfrentaron todas las enormes complicaciones que las acciones malvadas de esta mujer les ocasionaron. Hace unos cuantos días, leí en el periódico que esta mujer había sido detenida y encarcelada en una prisión federal de Chetumal por delitos sumamente graves. Al comentarlo con mi amigo, solo recordé donde la Palabra de Dios dice: No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza; yo pagaré», dice el Señor”. (Romanos 12:19 NVI).

El salmista se refiere al Señor Jesucristo al decir:y con tu diestra me levantarás victorioso”, pues quien se encuentra sentado a la diestra del Padre, es nuestro Señor Jesús, quien con su muerte en la cruz nos hace mas que victoriosos.

No te aflijas ni acongojes, el Señor permanece para siempre contigo; “porque Dios ha dicho: «Nunca te dejaré;  jamás te abandonaré.»” (Hebreos 13:5b NVI)


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